Mamá primeriza ¡Me sentí la peor mamá!
En esta entrada les cuento una pequeña experiencia que tuve con Daniela cuando era bebé.
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Claudia
1/25/20242 min read


¿Quién no quiere tener mil ojos para estar pendiente de sus hijos todo el tiempo?
Mantener a los hijos con vida, sanos y salvos es un desafío, especialmente cuando somos madres primerizas y claro está, yo no fui la excepción.
No podría decir si con el paso del tiempo esa tarea de mantener a los hijos sanos y salvos se vuelve más fácil o más difícil, pues para ser sincera cada etapa trae sus retos con lo que están aprendiendo hacer pero también satisfacciones cuando ya adquieren dichas habilidades y hacen varias cosas por sí solos lo cual hace el proceso menos riesgoso para ellos y quizá menos demandante para uno. Tanto así que a veces a uno se le puede olvidar que es padre/madre por que cree que ya ellos se defienden solitos.
Un fin de año cuando Danielita tenía como año y medio, fuimos con mis primos a un club recreativo para pasar el día y disfrutar en familia.
Durante la hora del almuerzo todos querían alzar a Daniela, todos contentos, socializando con la niña, jugandole, a la vez comíamos, reíamos y al terminar decidimos salir a dar una caminata dentro del club.
Todos listos para nuestra caminata, habíamos avanzado un buen tramo cuando me percato que mi hija no estaba en los brazos de nadie y ¡menos en los míos! Nos devolvimos todos al restaurante del lugar, angustiados por saber donde estaba la niña, pues no se veía por ningún lado, pues para nuestra sorpresa, ella estaba contenta debajo de una mesa comiéndose los granos de arroz que estaban en el piso, sin más ni más.
Fue un alivio saber que estaba bien y que el descuido no pasó a mayores. Hoy lo recuerdo entre risas sobre todo por la escena tan tierna de verla tranquila comiendose los sobrados del piso, mientras que nosotros estabamos con "el corazón en la mano".
De verdad me asusté muchísimo me sentí culpable, la peor mamá, la más descuidada de todas. Sin embargo, también entendí y entiendo que en el viaje de la maternidad tantas cosas pueden pasar, no hay un manual que diga que hacer y que no hacer. A la final estas situaciones terminan siendo gajes del oficio y lecciones de las que se aprenden sobre todo a estar 100% pendiente del bienestar de nuestros hijos y no dar cosas por sentado como me pasó a mí en mi inocencia pensando que alguno de mis familiares tomaria la niña para caminar con ellos a la par.
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