Caminatas nocturnas

Uno de los recuerdos que mas atesoro de mi infancia.

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Daniela

8/31/20232 min read

photo of lamb and sheep
photo of lamb and sheep

Uno de los recuerdos de mi infancia que viene a mi mente con mas frecuencia es pensar que mi mamá y yo teníamos muy poco tiempo para estar juntas y compartir, pues ella siempre trabajaba en jornadas largas, debido a que ella era la que tenía que traer si o si el sustento a la casa, sin embargo, los tiempos de conexión, aunque cortos, eran entrañables.

Creo que era de los únicos niños que iba al parque en la noche por que ese era el único momento en que mi mamá realmente podía llevarme a tener un espacio de esparcimiento juntas. No sé me negó nunca esos momentos, asi sus pies no dieran mas del cansancio.

Recuerdo que llegaba exhausta de su trabajo y se cambiaba los zapatos, se ponía un buso de capota, yo me ponía alguno de mis busos de lana bien caliente y salíamos, "patitas pa' la calle".

Para mi era como un momento mágico por que íbamos a caminar juntas en la oscuridad de la noche, montaba columpio tan alto como mi mami me pudiera empujar y si era quincena (dedos cruzados) podíamos comer chorizo con arepa de doña cata, en la esquina del parque del barrio, que era una delicia. No más al recordarlo quisiera volver a esas calles de barrios humeantes y comer muchos más junto a mi mamá. Cada vez que huelo algo similar a esos chorizos tengo los mejores recuerdos viniendo a mi mente en 3, 2, 1.

Esos momentos de conexión pese al cansancio, en mi percepción, hicieron que yo no sintiera tan fuerte la ausencia de mi mamá en sus jornadas de trabajo, no calificado y explotador, muchas veces. Entonces aprendí que cuando quieres, puedes. Que a pesar de pasar todo un día con tinto (café en agua), por que a veces mi mamá no comía almuerzo porque el salario era exacto para lo básico y las deudas, que a pesar de estar cansada del estrés del trabajo, los problemas en general, siempre había una sonrisa, una disposición para escucharme, para hacerme reír y hacerme sentir amada.

Los retos en la vida de una mamá soltera son bastante grandes, y como hijo los empiezas a entender cuando vas creciendo y ves que todo eso que hacían por ti, las risas, los momentos especiales, las historias inventadas, etc. tenía detrás lagrimas, esfuerzos y sacrificios.

Atesoro con mi vida esos sacrificios por mantenerse en pie para salir a jugar y conectar conmigo, así estuviera que no diera más. En mi corazón hay risas, historias, empujadas en el columpio, caminatas nocturnas, y mucho amor y eso es lo que quiero entregar a mi hijo también.